Tougher on Cuba: President Obama speaks up at the right time.
The Washington Post, Friday, March 26, 2010; A24
PRESIDENT OBAMA issued a statement Wednesday that forthrightly described what has become of his effort to reach out to the Castro regime in Cuba. "Instead of embracing an opportunity to enter a new era," he said, "Cuban authorities continue to respond to the aspirations of the Cuban people with a clenched fist”.
It was a good moment for the president to speak out. Cubans have been stirred, and the regime has been rattled, by a new movement of hunger strikers. On Feb. 23, the imprisoned Afro-Cuban dissident Orlando Zapata Tamayo died after refusing food for 83 days. The next day, opposition activist Guillermo Fariñas began a strike, demanding relief for 26 political prisoners needing medical attention. He is now reportedly in a hospital near his home in the central Cuba town of Santa Clara and is being fed intravenously. If he dies, other dissidents are ready to replace him.
The response of Raúl and Fidel Castro to the strikers and the international protests they prompted has been uncompromising. They refused to prevent Mr. Zapata's death; last week, a protest in Havana by the Ladies in White, a group of relatives of political prisoners that includes Mr. Zapata's mother, was violently broken up by police and pro-regime thugs.
Mr. Obama noted that he had sought "a new era in relations between the governments of the United States and Cuba”. Though he didn't renounce that goal, he said, "Today I join my voice with brave individuals across Cuba and a growing chorus around the world in calling for an end to the repression, for the immediate, unconditional release of all political prisoners in Cuba, and for respect for the basic rights of the Cuban people”.
Those were the right words; what remains to be seen is whether -- and when -- the administration will follow up on them. Last year the State Department effectively froze $40 million appropriated by Congress to support democracy in Cuba while conducting a review of programs launched by the Bush administration. In official and unofficial contacts, the Castros have been demanding the end of the programs, which have channeled aid to the families of dissidents and provided training and equipment -- including cellphones, laptops and Internet connections -- to civil society groups. An American contractor working in that effort, Alan P. Gross, was arrested by Cuba in December and has been imprisoned -- some would say held hostage -- ever since.
After some sharp questioning by congressional Republicans, the State Department notified Congress this month of its plans to spend $20 million of the money; officials say the programs have been revised so that more is spent on social and civil society groups inside Cuba, and less on political operations outside of the country. That sounds reasonable -- but now Senate Foreign Relations Committee Chairman John F. Kerry (D-Mass.) has placed his own hold on the funding. A spokesman says he has "a list of questions on the policies, purposes, costs, benefits and modalities of the programs" and that the "review will not be prolonged”. We hope that's the case: This is the wrong time for the United States to be holding up support for Cuba's courageous dissidents.
Traducción:
Más exigente con Cuba: el presidente Obama se pronuncia en el momento adecuado
Editorial, The Washington Post, viernes 26 de marzo 2010
El Presidente Obama emitió el miércoles una declaración en la que describe con franqueza el destino de su esfuerzo para tender una rama de olivo al régimen de los hermanos Castro en Cuba. "En lugar de acoger la oportunidad de entrar en una nueva era"—dijo Obama-- "las autoridades cubanas siguen respondiendo con el puño cerrado a las aspiraciones de su pueblo”.
Fue un buen momento para que el presidente se pronunciara. Los cubanos han sido desperezados, y el régimen, sacudido, por un nuevo movimiento de huelgas de hambre. El 23 de febrero, el encarcelado disidente afrocubano Orlando Zapata Tamayo falleció después de rechazar alimentos durante 83 días. Al día siguiente, el activista opositor Guillermo Fariñas inició su propia huelga de hambre, exigiendo se mejore la situación de 26 presos políticos que necesitan atención médica. Ahora Fariñas se encuentra al parecer en un hospital cerca de su domicilio en la central ciudad de Santa Clara, donde es alimentado por vía intravenosa. Si muere, otros disidentes están listos para reemplazarlo.
La respuesta de Raúl y Fidel Castro a los huelguistas, y a las protestas internacionales que han motivado, ha sido no ceder. Rehusaron impedir la muerte de Zapata; la semana pasada, una protesta en La Habana de las Damas de Blanco, un grupo de familiares de presos políticos que incluye a la madre de Zapata, fue violentamente disuelta por la policía y turbas de seguidores del régimen.
Obama recordó que él había propiciado "una nueva era en las relaciones entre los gobiernos de los Estados Unidos y Cuba”. Sin renunciar a ese objetivo, dijo, "Hoy sumo mi voz a los valientes en toda Cuba, y a un coro cada vez mayor en todo el mundo, para pedir el cese de la represión, la inmediata e incondicional liberación de todos los presos políticos en Cuba, y el respeto de los derechos fundamentales del pueblo cubano".
Fueron palabras adecuadas; lo que queda por ver es si -- y cuando- - la administración las llevará a la práctica. El año pasado el Departamento de Estado congeló virtualmente 40 millones dólares asignados por el Congreso para apoyar la democracia en Cuba, al tiempo que emprendía una revisión de los programas implementados por la administración Bush. En contactos oficiales y no oficiales, los Castro han estado exigiendo la cancelación de los programas, que han canalizado ayuda a los familiares de los disidentes y proporcionado capacitación y equipos -- incluyendo teléfonos móviles, computadoras portátiles y conexiones a Internet-- a grupos de la sociedad civil cubana. Un contratista estadounidense comprometido con ese esfuerzo, Alan P. Gross, fue detenido por las autoridades cubanas en diciembre y ha permanecido encarcelado -- algunos dirían secuestrado-- desde entonces.
Después de algunas agresivas preguntas formuladas por los congresistas republicanos, el Departamento de Estado notificó al Congreso este mes acerca de sus planes para invertir 20 millones de dólares de esos fondos. La administración dice que los programas han sido revisados de manera que se gaste más en grupos de la sociedad civil dentro de Cuba, y menos en operaciones políticas fuera del país. Eso parece razonable, pero ahora el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, John F. Kerry (demócrata por Massachusetts) ha puesto su propia retranca al financiamiento. Un portavoz de Kerry dice que éste tiene "una lista de preguntas sobre las políticas, los objetivos, los costos, los beneficios y las modalidades de los programas", pero que "la revisión no se extenderá mucho”. Esperamos que así sea: Este no es el momento adecuado para que Estados Unidos esté reteniendo su apoyo a los valientes disidentes cubanos.
El blog agradece la traducción de Rolando Cartaya