Por Sylvia G. Iriondo
Fue éste 17 de abril cuando murió Ofelia, terminando así una vida que comenzó a morir lentamente aquel otro 17 de abril hace 49 años. La invasión de los expedicionarios de Bahía de Cochinos en 1961 era una realidad, y aquellos valientes cubanos de la Brigada 2506, de los grupos clandestinos que operaban en la isla, y de los que se infiltraban desde el exterior, estaban dispuestos a morir por la Patria en su empeño de verla libre de la opresión comunista. Ofelia y su esposo, Ñongo, eran parte de estos grupos. Los encarcelaron. Los llevaron a juicio, sin garantías procesales. Ñongo fue condenado a ser fusilado en el paredón. Ofelia, como parte de ese juicio, se encontraba presente en la sala. Cuando fue a despedirse de su esposo y padre de sus cuatro pequeños hijos, un miliciano la separó con el peso de su bayoneta, impidiéndole decirle adiós. Las últimas palabras que Ofelia escuchó pronunciadas por Ñongo fueron: “No te preocupes, Ofe; por lo menos yo sé por lo que muero.” Ofelia fue regresada a prisión. Una de esas madrugadas en vela – el 20 de abril de 1961 -impotente detrás de los barrotes de la cárcel- supo que habían fusilado a su marido, Ñongo. Pasó el tiempo, o más bien, Ofelia pasó por el tiempo, que se había detenido abruptamente para ella. En medio de su inmenso dolor y desesperación, sacó fuerzas de lo más profundo de su ser, y partió al exilio con sus hijos de la mano y en brazos. Estudió y trabajó sin descanso, viendo crecer su familia, fruto de aquel gran amor. Era una mujer distinguida, inteligente y bella. Insigne ejemplo de mujer cubana. Orgullosa de sus raíces y de pertenecer a una estirpe de patriotas que ofrendaron sus esfuerzos, sus acciones, sus vidas y sus mejores años en prisión, por la libertad de Cuba. La Patria podía siempre contar con Ofelia, y sus amigos también. M.A.R. por Cuba tuvo el privilegio de contar con Ofelia como miembro de la Junta Directiva de la organización, y, más recientemente, como miembro de su Junta Asesora. No es casualidad que la Misa en Acción de Gracias por la vida de Ofelia Arango Puig haya sido celebrada el 20 de abril. Ese fue el día en el año 1961 en que fusilaron a Ñongo; y ahora, 49 años después, éste es el día que sus hijos, hermanos y familiares escogieron para dejar ir a Ofelia a su encuentro en el Reino de Dios.
martes, 20 de abril de 2010
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