domingo, 25 de abril de 2010

Pórtate bien, Asunción



Asunción Carrillo tiene una casa humilde en el poblado de Colón, en Matanzas. En esa casa vio crecer a Iván Hernández Carrillo. Desde la ventana lo veía regresar del colegio, brillante de sudor y rabioso de hambre. En la cocina de esa casa preparaba para él las magras recetas que impone la pobreza. En esa casa recibió las visitas de las primeras novias del muchacho. Desde esa casa lo despidió el día que decidió estudiar en una escuela tecnológica Sistemas de Computación, de la cual lo expulsaron por sus actividades opositoras.
En esa casa lloró cuando en 1992, con solo 21 años, se lo condenaron a 2 años de cárcel por un supuesto delito de "propaganda enemiga y desacato a la figura de Fidel Castro".
En esa casa supo de su incorporación al Partido Solidaridad Democrática hasta 1999. En esa casa se enteró de que Iván había ingresado al Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel.
En esa casa leyó los despachos de su hijo para la agencia Patria, una de las agencias de prensa independiente del proyecto Nueva Prensa Cubana.
Desde esa casa lo vio acarrear libros para la biblioteca independiente Juan Gualberto Gómez II que él mismo había inaugurado y dirigía.
Desde esa casa lo vio partir, en la Primavera Negra de 2003, esposado y rodeado de militares que lo conducían hacia un proceso sin garantía en el cual resultaría condenado a 25 años.
En esa casa recibió el sábado a un gendarme de la policía política cubana que la visitó para que se portara bien y no apoyara a las Damas de Blanco que en La Habana están armando tanto revuelo y causándole tanto daño a “la revolución".
Asunción, mientras el guardia le leía un extraño documento sin firma y sin nombre en el que se hace constar las nuevas regulaciones para las marchas de la agrupación femenina, recordó aquel 24 de mayo de 1971, cuando los dolores de parto la tiraron sobre una cama del hospital para traer a una tierra si dueños a su Iván, se sonrió ligeramente.
El sábado por la tarde Asunción estaba en casa de Laura Pollán en La Habana, y a la hora en que escribo esta reseña Asunción está rodeada por una turba dirigida por la policía política que acosa a las Damas de Blanco frente a la iglesia Santa Rita de Miramar.

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